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jueves, 3 de marzo de 2011

LA SENCILLEZ DE LA FE

Creo que la vida debería ser una celebración. Son demasiados los creyentes
que no disfrutan la vida, y aún menos los que la celebran. Mucha gente ama
verdaderamente a Jesucristo y va camino al cielo, pero muy pocos disfrutan
el viaje. Por muchos años fui una de ellos… y así era Marta.

Marta estaba ocupada haciendo lo que yo acostumbraba hacer: correr de un
lado a otro, para impresionar a Dios y a todos. Complicaba mi relación con
el Señor porque tenía un enfoque legalista de la justicia. Buscaba muchas
cosas: respuesta a mis dificultades, prosperidad, sanidad, éxito en mi
ministerio, cambios en mi familia. Solo me sentía bien cuando estaba
haciendo algo. Y me incomodaba la gente como María, que sabía disfrutar sin
esmerarse tanto. Pensaba que ellos deberían hacer lo que yo hacía.

Mi problema era que tenía todo de Marta y nada de María. Amaba a Jesús pero
no había aprendido acerca de la vida sencilla que Él deseaba que yo viviera.
Descubrí que la respuesta tenía su raíz en la fe, conocer lo que significaba
sentarse a los pies de Jesús, escuchar sus palabras, y confiar en Dios con
toda mi alma y corazón.

Si quieres vivir una vida complicada, compleja, sin gozo, intenta realizar
lo que no pueda hacerse sin Dios.

Ama a Dios y Disfruta la Vida
Joyce Meyer

38 Mientras iban ellos de camino, El entró en cierta aldea; y una mujer
llamada Marta le recibió en su casa.
39 Y ella tenía una hermana que se llamaba María, que sentada a los pies del
Señor, escuchaba su palabra.
40 Pero Marta se preocupaba con todos los preparativos; y acercándose a El,
le dijo: Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje servir sola? Dile,
pues, que me ayude.
41 Respondiendo el Señor, le dijo: Marta, Marta, tú estás preocupada y
molesta por tantas cosas;
42 pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la
cual no le será quitada.   Lucas 10:38-42