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jueves, 17 de febrero de 2011

EN PROPIA CARNE

Cómo nos ingeniábamos para atrapar a los animales del bosque.

Señuelos, silbatos, trampas, rejas, canastos tejidos en las caídas de agua
para atrapar los peces.

Éramos chicos felices en medio de una naturaleza fértil y con riquezas

naturales por todo el bosque.

Una de mis habilidades favoritas, era la de colocar trampas en el bosque.
Con cuidado investigaba los caminos de los conejos, las liebres, los coipos
o los zorros y, una vez convencido de su hábitat, montaba y disimulaba las

trampas en el camino.

Luego, al otro día, tomaba mi bicicleta, y me internaba por los senderitos
del bosque a revisar mi trabajo.

Un día, ¡qué fastidio! La cadena de mi bicicleta se cayó de sus engranajes;

la coloqué y luego volvió a caer. Entonces molesto, volví a montarla en la
punta del engranaje y dí una vuelta con fuerza al pedal para que se
instalara completamente, pero, sea por mi apuro, por mi ira, o porque Dios

quería darme una lección, mis dedos no alcanzaron a salir y ahí quedé con
los dientes del engranaje enterrados en mis falanges. Mi bici era de freno
al pedal, no podía volverla atrás, estaba solo, y mi única esperanza era dar

una vuelta completa para liberar mis dedos en la otra punta. Así lo hice.
Los pedazos de carne, quedaron entre los engranajes y la cadena.

Mis huesos quedaron a la vista y, entonces pensé en los animalitos que yo

cazaba con tanta alegría. Nunca mas coloqué una trampa. Yo experimenté en
carne propia el dolor, supe lo que ellos sufrían y tuve compasión de ellos.

¿Entiendes querido amigo por qué nuestro Dios es diferente a todos los

dioses ? Porque El fue tentado en todo según nuestra semejanza y, por eso,
nos entiende y nos ama, y nos ayuda en nuestros dolores.

Habla con El en una oración sencilla y verás que has encontrado un amigo que

te entiende.

Osiel Ibáñez – Chile

Porque no tenemos un sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza.
Hebreos 4:15.